sexta-feira, 21 de setembro de 2007

Empresas, cidades e vizinhos promovem a expansão da internet sem fio pelo mundo


Essa é mais uma sobre a expansão da rede Wi-Fi pelo mundo. Dessa vez, vemos uma parceria entre entidades públicas, privadas e civis em torno da instalação da internet sem fio em suas localidades. Isso demonstra a necessidade de estar sempre conectado. Em um post anterior citamos o bairro de Chueca, em Madri, quem tem 18 mil habitantes e mais de 200 hotsposts públicos instalados, com previsão de alcançar 300 até o fim do ano. É um número siginificativo. Em comparação com a capital baiana, só conseguimos encontrar, de acordo com o mapeamento do Wi-Fi Salvador, pouco mais de 50 pontos de acesso à internet móvel. Esperamos que esses números melhorem rápido.


Abaixo alguns trechos de uma matéria publicada no ElPais.


"Las redes inalámbricas (Wi-Fi) libres son un fenómeno global que abarca zonas de Ghana, India, Polonia, Estados Unidos, Filipinas o Costa Rica. Unas jornadas internacionales organizadas por Guifi.net, la mayor red de este tipo en España, han mostrado que cada vez más empresas, ciudades y movimientos vecinales fomentan la instalación de redes Wi-Fi


Barato y veloz

"Llegó antes la conexión inalámbrica a la nueva nave que el teléfono. Nuestro director general estaba contentísimo, no fue necesario convencerle de las bondades del Wi-Fi", asegura Barrabés. "Las llamadas entre ambas sedes llegan sin ningún coste. Tampoco hay costes de mantenimiento ni fijos mensuales y la inversión inicial fue mínima: 500 euros por nodo, amortizados el primer mes".

Otra ventaja de las redes Wi-Fi es su velocidad: 10 Mbps en conexiones simétricas. Algo que aprovechan empresas como la cadena de supermercados BonPreu o S.A.V. Vilaró, una fábrica de piezas metálicas: "Tenemos cámaras IP para vigilar el exterior y también las máquinas, que funcionan 24 horas sin necesidad de tener un turno de noche, ya que las telecontrolamos", asegura Eduard Tarrats, director técnico de Vilaró.

Al disfrutar de velocidades similares a las de una red local, no hay saltos de imágenes que interfieran en la visión a tiempo real de lo que está haciendo una máquina. Asimismo, las copias de seguridad entre sus sedes son muy rápidas. Los empleados pueden teletrabajar y la empresa les permite usar la conexión fuera del trabajo.

Tarrats alaba la seguridad del Wi-Fi: "Un intruso puede entrar más fácilmente a través del cable que por las ondas, ya que necesita estar cerca geográficamente para interceptar la conexión. Tememos más a un rayo, que deje a un nodo sin electricidad, que a un intruso". Y, si cae un rayo, otras empresas les prestarán sus nodos hasta que solucionen el problema.

Es un nuevo modelo de relaciones entre compañías, más colaborativo que competitivo. También de negocio: las empresas que dan servicio técnico a los nodos participan en igualdad de oportunidades. La red funciona con programas libres, creados por voluntarios que montan también los enlaces entre subredes, pagados por quien quiere apadrinarlos.
Como símbolo de esta mezcla simbiótica, durante las jornadas se inauguró en Sant Bartomeu una torre de telecomunicaciones financiada por la Generalitat, que usarán las operadoras de telefonía.

Malcolm Matson, fundador del proveedor británico Colt Telecom e impulsor de las redes Wi-Fi ciudadanas, pone ejemplos de Paquistán, Suráfrica o Grecia para explicar que la conexión Wi-FI conduce a "una vida más próspera", ya que tienen un coste muy bajo, lo que rebaja el coste de la vida, y su presencia en la zona es un incentivo para las empresas.

Richard MacKinnon, fundador de la red inalámbrica de Austin (Texas), con 100.000 miembros registrados, explica cómo ha cambiado su ciudad: "Antes Starbucks competía con los bares locales ofreciendo acceso inalámbrico a Internet. Ahora, todos lo tienen". Aunque la red es gratuita, algunas empresas pagan 200 dólares al año por servicios avanzados, como correo electrónico.

Juergen Neumann cuenta el caso de Berlín, que tiene una red gratuita que cubre una décima parte de la ciudad, a 350.000 personas: "Nació por necesidad; en 2003 la parte Este no tenía ADSL". Los routers inalámbricos de los hogares funcionan como nodos de la red, sin necesidad de instalar antenas, ya que en las ciudades las distancias son muy cortas.

La red de Berlín ha generado negocio, dice Neumann: "Para los ISP, que ahora llegan al Este y, aunque todos tienen Wi-Fi, compran ADSL; para las tiendas de informática, que venden routers ya preparados; para bares, tiendas del barrio y hoteles, a los que da un valor añadido". Ha animado también la vida social: "La gente puede ver en un mapa qué vecinos son también nodos y se reúnen una vez por semana".

La necesidad de conexión a Internet en cualquier lugar y circunstancia motiva múltiples y diversas iniciativas, como la de los vecinos y comerciantes de Chueca. Este barrio madrileño de 18.000 habitantes, ejemplo del movimiento gay, se ha movilizado para conseguir conexión a Internet sin hilos a través del proyecto FON en cualquier esquina, gratis o por tres euros al día."

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